Centros intercomunales para que trabajadores puedan cumplir sus horas laborales de manera remota; horarios de ingreso diferenciados; y aplicar una tarificación vial a automóviles particulares son algunas de las medidas que contempla el trabajo ‘Ciudades Post COVID-19’, del ingeniero de la Usach Francisco Morales-Peña.
Una serie de medidas para modificar el funcionamiento de Santiago, una vez que termine la pandemia del Coronavirus, es lo que propone el estudio ‘Ciudades Post Covid-19’, del ingeniero civil en geografía y académico de la Universidad de Santiago, Francisco Morales-Peña.
La investigación asegura que, tras la pandemia, “los hábitos y costumbres de un alto porcentaje de la población del mundo cambiarán”. Por lo tanto, afirmó que “el desafío ahora es repensar el diseño de las ciudades”, de manera que la experiencia del COVID-19 inste a “tomar decisiones que se habían postergado”.
Centros de Trabajo Intercomunal (CTI)
De acuerdo al trabajo de Morales-Peña, una de las dificultades para las personas tras la pandemia será ir a trabajar o estudiar sin provocar un incremento sustantivo en la movilidad, ya que los contagios no cesarán de un día para otro. Por lo tanto, el ingeniero propone establecer cuatro “macro comunas”: norte, sur, poniente y oriente.
El objetivo es que cada zona establezca un punto de encuentro. “En cada Centro de Trabajo Intercomunal (CTI), los habitantes deben poder acceder a trabajar y/o estudiar de manera remota en un lugar de fácil acceso y con un funcionamiento 24/7, disminuyendo tanto en extensión como duración los viajes al trabajo o estudio”, explica el documento.
El académico sostuvo que estos centros deberían financiarse a través de una alianza público-privada, con la participación de la Subsecretaría de Desarrollo Regional, el Fondo Común Municipal, empresas y organizaciones sociales representativas de la comunidad.
Nuevas jornadas
Otra de las necesidades que detecta el estudio es establecer horarios diferenciados de ingresos tanto para trabajar como para estudiar, a fin de evitar aglomeraciones en las horas punta.
“En el ámbito laboral, se puede establecer un horario ‘obligatorio’donde todos los trabajadores deben estar presentes. Por ejemplo, de 11.00 a 16.00 h”, indica. Sin embargo, sostiene que el ingreso y salida debiera “resultar de un diálogo” con los empleadores, a fin de cumplir con las horas consignadas en los contratos.
Una modificación similar debiera regir para los estudios escolares y universitarios. “Por ejemplo, la educación básica podría ingresar a las 8.00 y la educación media, a las 10.00”. En el ámbito universitario, propone que cada Universidad establezca“bloques de clases ‘on line’ en las mañanas y presenciales en las tardes o viceversa”.
En cuanto al comercio, estima que malls y supermercados reduzcan sus horarios,“posibilitando a cada rubro definir y diferenciar sus horarios. Por ejemplo, los bancos en las mañanas, mientras que los centros comerciales y supermercados en las tardes”, afirmó Morales-Peña.
“En países como Israel y España ya hay empresas que han incorporado cambios en su jornada laboral, con 4 días de trabajo presencial y 10 días de teletrabajo. Algo similar ha propuesto la Primera Ministra de Nueva Zelandia, pero con un énfasis en reactivar la economía local”, compara la investigación.
“En Gran Bretaña, se ha propuesto dividir las semanas en turnos laborales de tres días, con grupos A (lunes a miércoles) y grupos B (de jueves a sábado), lo que ya se ha aplicado en algunos sectores económicos de Corea del Sur”, agregó. Respecto a la educación, advirtió que “Austria aplicó en sus colegios clases de 5 días cada dos semanas”.
Transporte público y privado
En tercer lugar, el estudio señala que se debe avanzar hacia una “movilidad sustentable”, con el fin de disminuir tanto las aglomeraciones como la extensión y duración de los viajes al interior de la capital,“propiciando viajes a los subcentros o pluricentros de las ciudades”.
Así, emplaza a construir a la brevedad tanto la nueva Línea 7 del Metro como la 8 y la 9, además de la extensión de la Línea 4, para que los habitantes de Santiago“puedan tener mejores condiciones de traslado”, descongestionando de esta manera la Línea 1.
En cuanto al transporte privado, el estudio aconseja establecer la aplicación de un pago por ingresar al centro de la ciudad,“con el fin de restringir el uso del automóvil particular en zonas de alta congestión”.Concluye que deben aumentarse las ciclovías,para dar una alternativa a lo señalado anteriormente.
Por: Antonio Miranda Ríos, Usach al día.