Aun cuando han habido acaloradas discusiones respecto a los modelos postulados, la existencia de la Falla San Ramón es un dato científicamente corroborado, y consideramos que menospreciar los estudios que han construido las bases de nuestro conocimiento en este tema se desvía del espíritu colaborativo de la ciencia.
Revuelo ha tomado la propuesta de una comisión de la Cámara de Diputados que hace alusión al riesgo que conlleva la actividad de la Falla San Ramón, estructura geológica que ha dado que hablar debido a su ubicación en las faldas del frente cordillerano sobre la ciudad más poblada del país. Los estudios sobre esta falla llevan décadas, pero en 2022 un grupo multidisciplinario presenta el policy brief “La Falla San Ramón y la sostenibilidad del piedemonte de Santiago: Recomendaciones para la política pública” (Easton et al., 2022), informe diseñado para proporcionar a los responsables de la toma de decisiones, antecedentes y recomendaciones para establecer una gobernanza para la planificación urbana sostenible. Este importante precedente releva la importancia de considerar en la normativa legal y de planificación urbana, medidas para reducir el riesgo, no solo en este escenario sino frente a los diversos peligros naturales a los que estamos expuestos en todo nuestro territorio.
A un par de días de “las buenas noticias”, estas se transforman en una especie de “juego de ajedrez” en que en un medio de comunicación se expresara que la “supuesta” falla no reviste peligro, llamándola sólo “un bosquejo”, y que esta información “pone en jaque” a geocientíficos y parlamentarios. Nos motiva a hacer un llamado de atención a la ética y responsabilidad que, tanto colegas -científicos de ésta y otras líneas de estudio- como los medios de comunicación, tenemos al difundir información científica, y considerar el cómo movilizan opiniones públicas si transmiten conceptos erróneos o alguna frase inoportuna.
En geociencias, como en toda ciencia, es posible encontrar modelos contrastantes para un mismo conjunto de datos. Aun cuando han habido acaloradas discusiones respecto a los modelos postulados, la existencia de la Falla San Ramón es un dato científicamente corroborado, y consideramos que menospreciar los estudios que han construido las bases de nuestro conocimiento en este tema se desvía del espíritu colaborativo de la ciencia. En el caso de la Falla San Ramón, si bien este tipo de falla no presenta sismicidad frecuente como para recordarnos su existencia, los efectos de un sismo superficial de ésta podrían ser devastadores, tanto por la magnitud que podría tener como por su ubicación y la densidad poblacional en sus cercanías.
En ese sentido, queremos recordar la responsabilidad que nos compete en estos temas, para llegar a la sociedad con información relevante, o como en este caso, esencial. Cuando este conocimiento llega al público de manera masiva mediante noticias como la mencionada, o mal explicada, o con rasgos de sensacionalismo, nadie gana la partida. Debemos parar el “juego de ajedrez”, debemos trabajar en conjunto, como un equipo que quiere lo mejor para los(as) suyos(as). La comunicación de las ciencias está en jaque, pero no en jaque mate, pues aún estamos a tiempo de colaborar para una sociedad informada y preocupada de mitigar el riesgo en un territorio que presenta diversos peligros geológicos.
Por: Pamela Paz Jara y Cindy Mora-Stock, geóloga y académica Departamento de Ingeniería en Minas USACH, y geofísica, sismóloga, volcanóloga actualmente en Western University, Canada, respectivamente.
Publicado en portal web de El Dínamo.