Nuestro país y el mundo enfrentan uno de los desafíos más importantes del último siglo: La Escasez Hídrica. Chile experimenta una grave situación que se extiende por la mayor parte de su territorio y que según el último informe entregado por el Ministerio de Obras Públicas (MOP), son 101 comunas las que se encuentran declaradas por decreto como Zona de Escasez Hídrica. Los 18 decretos activos por el MOP comprenden una extensión territorial de más de 130.000 kilómetros cuadrados y se estima que son aproximadamente 6.000.000 de habitantes los que no cuentan con el recurso hídrico suficiente para satisfacer la demanda de su consumo. Se estima que Chile dispone en promedio de alrededor de 55.000 metros cúbicos de agua per cápita al año, valor que está por sobre al considerado como umbral para el Desarrollo Sostenible por la OCDE (2.000 metros cúbicos de agua per cápita al año), pero esta disponibilidad del recurso en cantidad y calidad está sujeta a la distribución geográfica, la variabilidad climática, y la intensificación del uso del agua en sectores estratégicos de nuestro país. En este contexto, UNESCO advierte que el cambio climático eleva el riesgo hídrico en la medida que acentúa la ocurrencia de daños sociales, ambientales y económicos. Para abordar este desafío, el Estado ha implementado una serie de políticas y estrategias que incluyen reformas al Código de Aguas basadas en la necesidad de mejorar la regulación y control de los derechos de esta, promoviendo la sostenibilidad de su uso. Adicionalmente, el Estado ha incentivado la búsqueda y promoción de tecnologías para el tratamiento y reutilización de aguas residuales, programas de eficiencia hídrica, gestión responsable del recurso, entre otras medidas.
Para hacer frente a este complejo escenario hídrico que involucra e interrelaciona variables sociales, culturales, políticas y económicas, es imperante que las y los profesionales de la Ingeniería continúen en la búsqueda, desarrollo e implementación de soluciones capaces de asegurar disponibilidad del recurso hídrico en cantidad y calidad. En este contexto, la Ingeniería Química desempeña un papel crucial para poner en funcionamiento soluciones que purifiquen, conserven, reutilicen, distribuyan y gestionen de manera eficiente el agua. Las Ingenieras e Ingenieros en Química lideran los Procesos de Tratamiento y Purificación del agua, en los que diseñan métodos e implementan tecnologías avanzadas en las etapas de sedimentación, filtración, coagulación y desinfección, que tienen como principal finalidad remover sólidos suspendidos, contaminantes químicos, y microorganismos patógenos presentes en el agua, asegurando su calidad y el cumplimiento de la normativa vigente según uso. Por otro lado, el sector productivo progresa significativamente en la implementación de Procesos de Reutilización y Valorización de Aguas Residuales generadas en la operación industrial, y son estos mismos profesionales quienes están altamente capacitados para asumir los desafíos a través de procesos fisicoquímicos y/o biológicos que permitan por medio de la reutilización del recurso, reducir la demanda de agua fresca, mitigar el impacto ambiental de la actividad industrial y bajar los costos operacionales a través de la adaptación a las necesidades específicas de cada empresa, contribuyendo a la sostenibilidad y la eficiencia en la industria. Así mismo, la Ingeniería Química juega un papel relevante en liderar las iniciativas que han asumido las industrias de la gran minería en nuestro país, impulsando la construcción de Plantas Desalinizadoras de Agua de Mar con capacidad superior a 20 litros por segundo, de las cuales hay 22 en operación, 6 en construcción, 3 con aprobación ambiental y 12 en evaluación preliminar (la capacidad total actual alcanza los 8.200 litros por segundo y se estima que para el 2028 esta podría llegar a los 25.000). En este campo de ingeniería aplicada, los profesionales de la Ingeniería Química diseñan y optimizan sistemas de desalinización que eliminan las sales mediante el uso de tecnologías de separación avanzadas (ósmosis inversa, destilación, electrodiálisis, otros), tratan la adición de productos químicos para prevenir la corrosión del sistema de transporte y gestionan la disposición del agua para su posterior uso.
Ante el adverso escenario nacional y mundial, serán las Ingenieras e Ingenieros en Química responsables de asumir el liderazgo de las iniciativas que nos permitan enfrentar de manera exitosa el desafío de la escasez hídrica y el riesgo que supone para todas las especies el agotamiento de este recurso.
Pablo Francisco Donoso García
Director del Departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos.
Universidad de Santiago de Chile
Columna de opinión publicada en Diario Estrategia.