La iniciativa surgió producto de la firma de un convenio entre la Universidad de Dalhousie y la Universidad de Santiago de Chile. A partir de este hito, se otorgó una capacitación a quince académicos(as) de la Facultad sobre técnicas de adaptación del lenguaje, metodologías activas de enseñanza y prácticas de evaluación del idioma.
Se trata de una metodología basada en el aprendizaje integrado de contenidos, utilizando una lengua extranjera como medio de instrucción. La idea es crear un contexto en que las y los estudiantes puedan aprender nuevos contenidos, a la vez que practican y mejoran su destreza en el inglés.
Esta propuesta se enfoca en impulsar la internacionalización del curriculum de los estudiantes de la Facultad, en miras a fortalecer sus competencias idiomáticas y un perfil profesional acorde a las necesidades de un mundo cada vez más globalizado.
Así lo visualiza el académico del Departamento de Ingeniería Mecánica, Dr. Diego Vasco, quien ha implementado exitosamente esta metodología en la asignatura “Mecánica de fluidos” durante dos semestres.
“En general yo creo que los estudiantes han respondido muy positivamente a esta experiencia. Antes de empezar la asignatura les cuento de qué se trata esta metodología, en base a la experiencia que he tenido”, relata el Dr. Vasco, quien añade que, al principio del curso, realiza un sondeo para conocer las habilidades de sus estudiantes y también sus expectativas.
En ese análisis, el profesor señala que ha notado poca seguridad de sus estudiantes respecto a sus habilidades, y también, que cuentan con una alta capacidad de comprensión. “Puedo decir que han aprovechado la asignatura no solamente para aprender temas relacionados a la mecánica de fluidos, sino también para mejorar sus competencias en una segunda lengua, en este caso, en inglés”.
La Mecánica de fluidos es una asignatura que cubre aspectos técnicos, con terminología propia, cuya traducción no es tan directa, ni tan obvia. Para el Dr. Vasco, esta es una realidad transversal en el uso de inglés en ingeniería, sin embargo, es enfático en la necesidad de adaptarse a ella, debido a que “es altamente probable que ellos en su quehacer profesional se encuentren con una serie de documentación o textos técnicos que van a estar en inglés”. Asimismo, asume que ha sido un grato desafío mejorar ciertas habilidades e incorporar nuevos términos para el desarrollo de sus clases.
“Es una gran oportunidad el poder captar un lenguaje y terminología nueva e intentar expresar una idea de forma más clara y directa”, indica.
Además de lo anterior, para el académico del DIMEC la gran valía de CLIL va mucho más allá de potenciar el aspecto profesional de las y los estudiantes, ya que aporta considerablemente a su crecimiento personal: “he notado que de alguna forma cuando una persona tiene la capacidad de comprender un segundo idioma, de comunicar ideas a través de él, se empodera. Entonces logran más seguridad respecto a sí mismos y a sus capacidades”.
Finalmente, el profesor recuerda una significativa experiencia con Shazia Nawaz, experta en educación de la Universidad de Dalhousie que colaboró estrechamente en la capacitación de académicas y académicos en torno esta metodología. “Recuerdo que Shazia el año pasado dijo algo que me marcó mucho. Ella estuvo conversando con mis estudiantes y luego, cuando tuvimos reunión me dijo: ¿sabes qué fue lo que me gustó mucho de tus estudiantes? que se atrevieron a experimentar con el lenguaje. Eso a mí me cambió la percepción, porque no importa que alguien se equivoque o no use la frase gramaticalmente correcta. Lo importante es que la persona, con los recursos que tiene, se haga entender y elabore una idea que sea entendida por sus interlocutores. Eso es lo verdaderamente valioso”.
CLIL desde la perspectiva estudiantil
Shamir Hadad, ayudante de la asignatura durante el año pasado, considera que el manejo del inglés para esta disciplina es fundamental. “Creo que se logra una familiarización mucho mayor mediante esta metodología. Permite, por ejemplo, acceder a un lenguaje mucho más técnico al que uno accedería en una clase tradicional de inglés”.
Asimismo, destaca desde su experiencia como ayudante, que esta herramienta permite empoderar a las y los futuros ingenieros en el uso de inglés, a la vez que facilita que “finalmente se den cuenta de que las herramientas con las que contaban antes de comenzar el curso son suficientes para defenderse y enfrentar el desafío”.
Por último, Shamir invita a quienes tengan la posibilidad de acceder a un electivo con metodología CLIL dentro de la Facultad de Ingeniería, a que lo hagan. “Es una experiencia muy enriquecedora, tanto personal como profesionalmente. Efectivamente es un reto, pero también una oportunidad para salir de la zona de confort, y es en estos desafiantes momentos en los que la resiliencia, tan característica de los estudiantes de la Universidad de Santiago, se luce”.
Por: Catalina Aguila V.
Imagen: Camila Contreras.