El Baru, también conocido como nuez de Baru, es un fruto que se genera en el Cerrado brasileño. Es una leguminosa rica en nutrientes y fibra, cuyas partes no comestibles, como la cáscara y pulpa, usualmente son descartadas en el procesamiento agroindustrial.
Tainara Leal de Sousa es Ingeniera en Alimentos y actualmente cursa un Doctorado en Ciencia y Tecnología de Alimentos en la Universidad Federal de Goiás, Brasil. Durante diez meses, realizó una pasantía en el Laboratorio de Biotecnología de Alimentos del Departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos, liderado por la Dra. Andrea Mahn Osses.
Durante su estancia, la investigadora profundizó en el estudio del Baru, un alimento nativo del Cerrado brasileño que destaca por su alto potencial nutricional y económico. Esta especie vegetal contiene una almendra en su interior, que históricamente ha sido más valorada, gracias a su alto contenido en proteínas, ácidos grasos insaturados, minerales y antioxidantes.

A partir de la extracción de su aceite, también utilizado en la industria cosmética por sus propiedades nutricionales, la estudiante identificó la “torta de baru”, un subproducto con alto contenido de proteínas y fibras, ideal para el desarrollo de alimentos funcionales.
Además, su investigación identificó que, tanto el epicarpo como el mesocarpo, cáscara y pulpa del fruto, poseen elevados niveles de fibra y compuestos bioactivos, lo que abre nuevas posibilidades para su valorización dentro de la industria alimentaria.
“Estudiar este fruto y sus subproductos permite un aprovechamiento integral, reduce el desperdicio y genera valor agregado. Además, promueve alternativas sostenibles de ingreso para comunidades extractivistas y contribuye al desarrollo de nuevos productos alimenticios más nutritivos y accesibles”, explicó la doctorante.
Adicionalmente, el endocarpo, una estructura rígida que protege a la almendra de baru, demostró potencial como fuente energética a través de su conversión en carbón vegetal, lo que lo transformaría en una alternativa sostenible y eficiente en esta materia.
Desde la perspectiva de la Dra. Andrea Mahn, como directora del Laboratorio de Biotecnología de Alimentos, el potencial de esta especie radica en su alto contenido de compuestos bioactivos y su perfil nutricional, lo que lo destaca como un candidato idóneo para el desarrollo de alimentos funcionales y nutracéntricos. “Su estudio permite avanzar en el conocimiento de matrices vegetales poco exploradas y en el diseño de procesos sostenibles para la obtención de ingredientes con valor agregado. Además, su versatilidad lo posiciona como un recurso estratégico para promover la bioeconomía y la valorización de productos locales en contextos latinoamericanos. Investigar esta especie en nuestro laboratorio no solo amplía nuestras líneas de investigación en alimentos y bioprocesos, sino que también, fortalece la colaboración internacional en torno a soluciones innovadoras y sustentables”, expresó.

Investigación, colaboración y crecimiento profesional
El principal aprendizaje de Tainara en el Laboratorio de Biotecnología de Alimentos estuvo relacionado con el dominio de técnicas de extracción de compuestos bioactivos, bajo la guía de la Dra. Mahn. “La experticia de la Dra. Andrea Mahn contribuyó directamente a mi investigación e hizo que la experiencia fuera sumamente enriquecedora”, apuntó.
La doctorante eligió a Chile para realizar su pasantía, debido al fortalecimiento de las políticas de fomento a la investigación, innovación e internacionalización que el país ha fortalecido durante las últimas décadas. Y en particular, se inclinó por la Universidad de Santiago por su infraestructura y por la alta calidad de las investigaciones desarrolladas en materia de tecnología de alimentos.
Según señaló, esta experiencia no solo amplió sus habilidades técnicas y su visión científica, sino que también, fortaleció su autonomía, resiliencia y capacidad de adaptación. “En el ámbito profesional, esta experiencia ha sumado valor a mi currículum y ha abierto puertas para futuras colaboraciones internacionales».
Por su parte, la Dra. Mahn destacó la excelente integración de Tainara al equipo de investigación, valorando su entusiasmo, compromiso y dedicación a lo largo de la pasantía. “Durante estos meses, ha demostrado iniciativa, rigurosidad y una excelente disposición para aprender y aportar al trabajo colectivo del laboratorio. Como supervisora, ha sido muy satisfactorio acompañar su proceso, observar su crecimiento académico y contribuir al desarrollo de su proyecto desde una perspectiva complementaria”.
En miras a quienes están considerando la posibilidad de realizar una pasantía de investigación en la Universidad de Santiago, Tainara extiende la invitación a que aprovechen la oportunidad de hacerlo. “El intercambio amplía los horizontes y fomenta el crecimiento personal y profesional. Además, la universidad acoge muy bien a los estudiantes extranjeros. Para mí, fue una experiencia transformadora y considero que vale totalmente la pena”.
Desde la perspectiva de la Facultad de Ingeniería, la Dra. Mahn, también Vicedecana de Investigación, Desarrollo y Postgrado FING, manifestó que este tipo de colaboraciones internacionales son fundamentales para el fortalecimiento de la investigación de postgrado de la Facultad y de cada uno de sus departamentos. “Estas instancias permiten enriquecer el quehacer académico a través del intercambio de conocimientos, metodologías y perspectivas diversas. Además, potencian la proyección internacional de nuestras líneas de investigación y favorecen la formación de redes científicas con impacto global”. A su vez, precisó que, para el Departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos, las pasantías de investigación fortalecen las capacidades instaladas en los laboratorios y promueven la colaboración internacional, “aportando al desarrollo de una comunidad académica más diversa y conectada con los desafíos científicos y tecnológicos actuales”, concluyó.
Por: Catalina Águila V.
