"Las nanotiendas en Chile representan entre el 30 y el 40% del comercio del país. Hay otros países como Marruecos o India, en que este tipo de negocios representa el 90% de todo el retail”, dice Juan Pedro Sepúlveda, a cargo del estudio.
Justo a las nueve de la mañana, Mauricio Aranda (30) abre “La Huerta”, en Argomedo 488, en el centro de Santiago, sector conocido como barrio Santa Isabel. Atiende el almacén de su suegro hace dos años. “El horario en que más vendemos es entre las 12 hasta las 14 horas, porque es a la hora de almuerzo. Como vendemos ensaladas preparadas viene harta gente a esa hora, y como al lado tenemos un local que vende pollos asados, las personas pasan y llevan frutas o verduras para acompañar”. El concepto de almacén es un “verdumarket”, dice Aranda.
Verduras y mercadería. Mauricio conoce a la mayoría de su clientela. Y queda claro cuando saluda de “buenas tardes, vecina, ¿cómo le fue con su trámite, al final?”, a una persona que entra sigilosa a mirar las verduras y luego se ponen a conversar un buen rato. La situación es parte de lo que pasa a diario entre el vendedor y el cliente de un clásico almacén de barrio: el tradicional lugar de consumo a baja escala que había sido poco estudiado hasta la fecha. Pero esta vez, con la participación de almaceneros, comerciantes y botilleros, la Usach realizó un catastro de 83 barrios del país para detectar en qué situación están en materia logística, su relación con proveedores, ventas o caracterización crediticia.
Con el ahorro familiar
Una de las características de los almacenes es que la mayoría de su oferta son abarrotes: cositas para comer, bebidas, conservas; entre otros productos. El 94% de ellos están ubicados en las comunas de ingresos medios y bajos. El Servicio de Impuestos Internos (SII) informa que en Chile hay alrededor de 243 mil microempresas o nanotiendas que se dedican al comercio minorista y que tienen ventas anuales menores a 72 millones.
Para poder tener un almacén de barrio, la mayoría de las personas lo hizo con ahorros familiares, el 51,81%, señala el estudio realizado por el Departamento de Ingeniería Industrial de la Usach. En cambio, quienes tuvieron que pedir préstamos informales o créditos bancarios alcanzaron un 19,28%.
Más abarrotes y menos verduras
Los productos que más se ofrecen son abarrotes, alimentos envasados y golosinas, con un 96,39%. El 93,98% vende productos de aseo, un 87,75% ofrece pan y/o embutidos, y un 86,75% vende bebidas y/o alcohol. El 75%, 90% de la muestra, corresponde a la venta de frutas y verduras. Por otro lado, solo un 33,73% cuenta con el servicio de CajaVecina para quienes quieran sacar dinero cuando no hay cajeros automáticos cerca o pagar cuentas, por ejemplo.
Trabajo con el MIT
“Este estudio está dentro de un marco de un grupo de universidades liderado por el MIT, a través de su Centro de Transportes y Logísticas, en Estados Unidos”, dice Juan Pedro Sepúlveda, líder del estudio, Subdirector de Investigación y Desarrollo del Departamento de Ingeniería Industrial de la Usach. “Trabajamos bajo su alero, ya que ellos coordinan la investigación no solamente en Chile, sino que también en Colombia, Brasil, Perú o Bolivia”, menciona. “Lo que nosotros estamos buscando es sacar una radiografía a los pequeños almacenes o nanotiendas a nivel latinoamericano. La idea es entregar una solución contextualizada a la realidad de nuestra región. Hay pocos estudios sobre pequeños almacenes, que al final, creo que son de subsistencia, principalmente, y son fundamentales para la economía local de cada país”, dice Sepúlveda, quien también es director de Smart City Lab de la Usach.
Nanotiendas
“Las nanotiendas en Chile representan entre 30 o 40% del comercio del país. Hay otros países como Marruecos o en India que este tipo de negocios representa el 90% de todo el retail”. El investigador pone énfasis en que el 76% de los consultados dijo interactuar con más de siete proveedores y la mayoría realiza cinco pedidos a la semana, por lo que sugiere “analizar el rol del Estado en la provisión de esta infraestructura, la que permitirá impulsar el comercio minorista local y reducir las externalidades provocadas por el transporte de carga en la ciudad”.
Vida de barrio
Se detectó que la mayoría de los encuestados les permite comprar con crédito a sus clientes. “lo bonito es que estos almacenes están conectados con su barrio, conocen a sus vecinos y proveen de un servicio fundamental. Al dar fiado se generan relaciones de confianza, de comunidad en torno a estos almacenes”, destaca Juan Pedro Sepúlveda. Por otro lado, “uno de los principales problemas que enfrentan se relacionan con la falta de acceso a las tecnologías”, dice. “Llevar un registro de todo lo que venden, de qué marca, el stock, porque en base a eso pueden saber qué venden o si no venden tanto, porque en muchos casos lo hacen al ojo, según solo su experiencia y se pierden una oportunidad de trabajo tremenda”, agrega.
El catastro
Como el trabajo se realizó durante la pandemia, con las medidas de confinamiento de rigor, Sepúlveda cuenta que a través de distintos grupos de Facebook en que se reúnen almaceneros del país, “levantamos información para abarcar la mayor cantidad de datos, dentro de lo que nos era posible. La mayoría de los almacenes encuestados fueron en más de 60 locales ubicados en distintas comunas de Santiago, y el resto fue de regiones, con un total de 83 locales evaluados. Es una primera aproximación”, reconoce, aunque en comparación con otros países de Latinoamérica, “hay similitudes en muchos elementos”, destaca.
Por: Marcelo Poblete, publicado en Litoral Press.