Esta primera versión incluyó a estudiantes de Chile y Brasil, y se realizó a partir de experiencias prácticas y teóricas sobre el ejercicio de la ingeniería.
La iniciativa se desarrolló de manera virtual durante el mes de junio, con el objetivo de entregar elementos metodológicos, conceptuales y prácticos para el análisis del rol de la ingeniería en tanto disciplina que enfrenta desafíos sociales, medioambientales, económicos e industriales.
Su impulso surgió producto de las transformaciones científico-tecnológicas que ha enfrentado la humanidad, que han despertado cuestionamientos sobre la relación entre el desarrollo de la industria y el bienestar de las comunidades. En ese sentido, la Escuela Internacional de Ingeniería y Sociedad se propuso analizar el rol de las y los profesionales de la ciencia y la tecnología, incorporando aspectos como la responsabilidad ética y social en la formación de estudiantes, para repensar un proyecto de sociedad que incorpore más conciencia de los impactos que esta transición conlleva.
Según el académico de la Universidad Austral y parte de esta iniciativa, Dr. Alejandro Ochoa, “se trató de un proceso de inmersión reflexiva a ingenieras/os y profesionales, sobre una temática que parece inofensiva: la vinculación entre la ingeniería y la sociedad. Con ello se abre la posibilidad de entender que no necesariamente toda respuesta tecnológica es satisfactoria y mucho menos, tiene la condición de necesaria e inevitable. Esto, en un mundo que está sumido en una situación de crisis global, invita a aproximarse de forma crítica a la manera en cómo el/la ingeniero/a ve a la sociedad como espacio de intervención y no de co-construcción y, en consecuencia, de co-responsabilidad. Lo anterior implica o demanda del ingeniero/a una mayor conexión con el entorno social, económico, cultural y ambiental, no para aprovecharse sino para enriquecerlo”.
El programa contó con la participación de estudiantes nacionales y de Brasil, que se desempeñaron en el análisis del entramado de relaciones que surgen desde el estudio de la disciplina y su interacción con la tecnología y las comunidades.
“La integridad de la práctica de la ingeniería requiere más que de procurar el bienestar social, de un buen vivir. Por buen vivir estamos entendiendo que no ocurra un divorcio entre el profesional y el ser humano que vive y debe dejar vivir para que la posibilidad de perpetuar la especie (y para ello es necesario perpetuar el planeta) sea posible”, explicó el Doctor en Sistemas y Ciencias Gerenciales de la Universidad de Hull, Dr. Ochoa.
Los módulos “Modelos de desarrollo en las Américas”, “Estallidos sociales y crisis sistémicas”, “Resignificando la tecnología” y “Diálogos Ingeniería y sociedad” fueron impartidos por las especialistas USACH Dra. María Teresa Santander y la Dra. Gloria Baigorrotegui del Instituto de Estudios Avanzados y, junto a ellas, también fueron parte los doctores Alejandro Ochoa y Claudio Herrera, de la Universidad Austral de Chile.
Jennifer Cabrera, estudiante de Ingeniería Ambiental USACH que fue parte de esta escuela, señaló que los contenidos trabajados fueron de gran utilidad para “reforzar la idea de estudiar el contexto situado y los diversos componentes que se ponen en juego cuando existe un megaproyecto. También es importante destacar que el curso contribuye a poder pensar de forma diferente la ingeniería, entendiendo que ésta puede aportar en variados ámbitos. Para mí es fundamental que la ingeniería tenga una mirada más social y creo que esta instancia me ayudó a reforzar que el rol de las y los ingenieros debe ser para contribuir a las comunidades y al medio ambiente”.
Asimismo, Renato Franco Rodrigues, cientista político y estudiante de biotecnología de la Universidad de Brasilia, indicó que participó en el curso porque tenía interés en profundizar la comprensión de las relaciones entre soluciones técnicas aportadas por la ingeniería y sus impactos. “La escuela me ayudó a establecer interrelaciones entre la técnica, las soluciones y la sociedad. Desde el punto de vista de un cientista político, el curso fue importante para predecir de qué manera las nuevas tecnologías pueden hacer cambios en las relaciones sociales y de poder. Y desde el punto de vista de un biotecnólogo, mi segundo estudio, el contenido fue importante para poder evaluar mejor los impactos de una innovación o tecnología sobre los individuos y la colectividad, así como también, para pensar en soluciones más complejas y más adecuadas a los diferentes problemas”.
Ambos estudiantes destacaron la interdisciplina en el desarrollo de la Escuela Internacional, al contar con la mirada de profesionales y académicos de distintas especialidades, elemento fundamental para poder analizar otras realidades desde puntos de vista más complejos y multidimensionales.
“Ser protagonistas del Antropoceno nos concede una responsabilidad que nos obliga a formar ingenieras/os que aprendan a ser con el planeta y no tener al planeta como dispositivo de explotación o innovación. Ese salto que, pareciera ser sencillo, es ahora no solo urgente sino inevitable para poder ser protagonistas del destino de sociedades viables en un planeta cada vez más en tensión y en penuria”, puntualizó el Dr. Alejandro Ochoa.
La formación integral, interdisciplinar e internacional es parte del Plan de Desarrollo Estratégico que la Facultad adscribe para 2020-2030, alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, con miras al fortalecimiento de la enseñanza de la ingeniería en pregrado, postgrado e investigación.
Para más información sobre esta Escuela Internacional, puedes ingresar a https://escuelainternacionalingenieria.cl/ o consultar al correo international.schools@usach.cl.
Por: Catalina Águila.